domingo, 21 de abril de 2013

LOS DAÑOS COLATERALES DE UN MODELO EDUCATIVO CENTRADO EN LAS PANTALLAS.



En líneas generales, este modelo se podría resumir de la siguiente manera: las escuelas serían esos espacios en los que se habla, se hacen proyectos en grupo y se recibe ayuda individualizada por parte de los profesores, mientras que en las casas se ven los vídeos. De esta manera, comenta Wade Roberts,  director ejecutivo de Educreations, se consigue una educación mucho más personalizada.
Los bibliotecarios, continúa Springen, cumplen una función primordial en este modelo educativo, ya que ofrecen vídeos a los estudiantes y les recomiendan páginas web. La idea es utilizar la tecnología para asegurarse de que el tiempo que se pasa en el aula no se invierte en impartir contenidos sino en debatir de forma abierta sobre ellos.
Hay profesores que consideran apropiado este sistema por que permite “ganar tiempo al tiempo” y porque les ofrece a los alumnos la posibilidad de repasar y ver cuantas veces sea preciso una determinada cuestión de forma autónoma.
Desde luego, señala Springen, aunque un bibliotecario o un docente hayan hecho un vídeo, esto no implica que los estudiantes vayan a verlo. En aulas en las que se enfrentan a un alto nivel de apatía, los estudiantes no van a seguir la recomendación de ver determinada grabación por mucho que se les pida. Además, añade, tampoco existe una forma de garantizar que los estudiantes han visto los vídeos. Hay profesores que lanzan preguntas en la clase para comprobar si ha sido así y de lo contrario siempre tienen preparado un plan alternativo para asegurarse de que los estudiantes adquieren los conocimientos necesarios.
Por otro lado también hay que tener en cuenta a los estudiantes que no cuentan con dispositivos móviles o con conexión a internet en sus casas. Es en esas circunstancias en las que los bibliotecarios escolares cumplen una función primordial al habilitar el acceso a la red además de que muchos profesores pasan estos vídeos a DVD.
Hay educadores que consideran este modelo educativo demasiado pasivo y creen que la manera en la que mejor aprenden los estudiantes es aquella en la que participan, no en la que se sientan delante de una pantalla a ver como “otros” hacen. A propósito de esta pasividad, también hay quien llama la atención sobre el tiempo que pasan estos niños sentados delante de una pantalla. La Academia Americana de Pediatras recomienda que los pequeños no pasen más de dos horas sentados delante de la televisión, ya que es una de las causas de la obesidad infantil, desarreglos en el sueño o problemas en el comportamiento además de que les quita tiempo para jugar.
Pero no hay que equivocarse, finaliza Springen, los estudiantes necesitan sentir que sus profesores los están guiando y mostrándoles los mejores materiales y que no sólo se limitan a proporcionarles un listado de vídeos. Por lo demás, los docentes todavía deben seguir con los modelos tradicionales de evaluación.