sábado, 22 de febrero de 2014

75 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MACHADO

RECUERDO INFANTIL
        Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
        Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
        Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
        Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
        Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
autógrafo

domingo, 16 de febrero de 2014

LOS FANTASMAS TAMPOCO TIENEN MIEDO ...A VECES

Valor Educativo    Combatir el miedo creativamente

Idea y enseñanza principal    Las reacciones que provoca el miedo (como el llanto continuado) son muchas veces las que impiden superarlo, y se pueden evitar con soluciones creativas.

Ambientación Un antiguo castillo

Personajes Un fantasma y un niño



En el castillo más grande, más oscuro y más solitario que se puede imaginar vivía Bubuah, el fantasma. Sus gritos y aullidos eran tan terroríficos que podían helar la sangre de un dragón y el alma del mejor guerrero. Así se había convertido en el más famoso de los fantasmas, y así había conseguido que nadie quisiera acercarse al castillo. Lo que no sabía nadie era que Bubuah, en el fondo, solo era un fantasma llorón y miedica. Como no quería estar solo y a oscuras, lloraba en cuanto se hacía de noche. Y como cualquier ruido le asustaba, chillaba con solo sentir los pasos de una hormiga. Y durante más de 500 años no hizo otra cosa que llorar y gritar.

Pero una noche se aburrió de hacer siempre lo mismo. Después de tantos años de lloros y chillidos, no había aparecido ningún monstruo para comérselo, ni le había atacado ningún niño malvado. Vamos, que estaba cansado y le dolían los agujeros de la sábana de tanto llorar, así que pensó que podría hacer algo diferente. Y como era un fantasma divertido al que le encantaba jugar, inventó un juguete especial: "La Ruleta del Gran Susto". Lo único que tenía que hacer era lanzar la ruleta cuando sintiera miedo, y la ruleta le diría qué hacer. Así no tenia que estar haciendo siempre algo tan aburrido y cansado como llorar y gritar, sino que podría hacer otras cosas, como bailar, cantar, dar palmas, eructar, o cualquier otra cosa que se le ocurriera añadir a la ruleta.

Aquel juguete resultó un invento genial, porque como Bubuah se asustaba por todo, se pasaba las noches tirando la ruleta, y le tocaba cantar, o bailar, o alguna de las otras mil cosas que escribía en la ruleta cada noche. Sin embargo, según fue pasando el tiempo, notó que cada vez sentía menos miedo, y que cada vez tenía que lanzar la ruleta menos veces. Descubrió que haciendo otras cosas se había convirtiendo en un fantasma mucho más valiente y más alegre, y que ya apenas necesitaba su ruleta.

Con el tiempo, el castillo de Bubuah dejó de ser tan terrible, y algunas personas comenzaron a visitarlo. Hasta el fantasma era capaz de acercarse a ellas sin asustarse. Pero un día un niño lo descubrió en su escondite, y se asustó tanto que comenzó a llorar y gritar ¡Qué susto se llevó el fantasma! Pasó tanto miedo que tuvo que tirar la ruleta 100 veces. Fue entonces cuando se dio cuenta de que había descubierto lo más terrible, lo que más miedo da de todas las cosas: los gritos y los lloros.

Y juntando todo el valor que tenía bajo la sábana, se acercó al niño y le regaló su Ruleta del Gran Susto. Al niño le gustó tanto el regalo que rápidamente estuvieron los dos cantando, bailando y haciendo mil juegos.
Y el fantasma se sintió tan feliz de haber descubierto cómo curar el miedo, que desde entonces se dedica a fabricar ruletas para regalárselas a aquellos niños que lloran y gritan tanto que asustan como el peor de los fantasmas.



Autor.. Pedro Pablo Sacristan