miércoles, 21 de diciembre de 2022

LOS ZUECOS DE PEDRO



 

Pedro era un niño que había perdido a sus padres y vivía con su tía, una mujer muy egoísta y avariciosa. Ella nunca le demostraba cariño. Ni siquiera le felicitaba por su cumpleaños. El pequeño, sin embargo, tenía un corazón bondadoso. Su tía era tan avara, que desde hacía tiempo no le compraba zapatos. Pedro se tallaba él mismo unos zuecos con un poco de madera. 


El 24 de diciembre, día de Nochebuena, Pedro estaba muy nervioso ya que sabía que esa noche vendría Papá Noel. Estaba deseando llegar a casa para dejar sus zuecos junto a la ventana para que Santa Claus le dejara algún regalo u obsequio.

Sin embargo, al salir de la Misa del Gallo, Pedro vio a un niño muy pobre que tiritaba de frío en un rincón de la acera. No tenía zapatos y vestía de blanco. A Pedro le dio tanta pena, que se quitó uno de sus zuecos y se lo ofreció al niño.

Al regresar a casa, la tía de Pedro se enfureció al verle.

- ¡Ya has perdido uno de tus zuecos! - le gritó al niño - Ahora tendrás que tallar otro zapato con uno de mis troncos para la chimenea. ¡Me lo tendrás que pagar! Por ser un niño malo, esta noche en lugar de Papá Noel, vendrá el tío Latiguillo y te traerá carbón.

Pedro se fue muy triste a su cama. Pero antes dejó el zueco que le quedaba junto a la chimenea. 

Al día siguiente, Pedro se llevó una gran sorpresa. Se levantó muy temprano, porque apenas podía dormir, y junto a la chimenea descubrió todos los regalos que deseaba recibir: abrigos, ropa nueva, zapatos, cuadernos para el colegio y algún juguete. Pedro fue corriendo a la ventana y al mirar al cielo, descubrió el trineo de Papá Noel que se alejaba. A su lado, viajaba un niño vestido de blanco.

¿Sabes quién era?

 El niño al que le regaló su zueco