domingo, 6 de noviembre de 2016

Educación, niños y dispositivos: un poco de sentido común, por favor.

Si definiésemos bien la educación, los dispositivos no serían un enemigo del aprendizaje, sino uno de sus más poderosos aliados, y los deberes serían un anacronismo absurdo, porque el tiempo fuera del colegio estaría destinado a otras actividades que completasen el desarrollo. La idea de “los deberes son lo primero y los dispositivos son para jugar” es profundamente absurda como tal. Los dispositivos son, por un lado, la llave de los contenidos, mucho más de lo que puede serlo un libro de texto. No, el conocimiento ya no está en los libros de texto, que de hecho, deberían desaparecer lo antes posible y dejar que los niños entendiesen que los contenidos viven distribuidos por toda la red y hay que aprender a extraerlos como parte del proceso educativo.
Por otro lado, los dispositivos son una pieza definitoria del entorno en el que los niños van a vivir toda su vida, lo que debería hacer que destinásemos una parte significativa de la educación a que se acostumbrasen a ellos y a extraerles valor, no a empeñarnos en que los consideren una absurda pérdida de tiempo. Y finalmente, los dispositivos permiten acceso a un entorno de relación en el que también resulta fundamental que los niños aprendan a desempeñarse desde pequeños.
Si tienes hijos, plantéate lo siguiente:
  • Los dispositivos son una parte importante del entorno actual. Cuanto antes aprendan tus hijos a utilizarlos bien y con responsabilidad, a saber solucionar problemas con ellos o en ellos, y a entender cómo y por qué funcionan y qué usos les pueden dar, mejor preparados estarán. Serán menos ignorantes.
  • Los dispositivos dan acceso a infinitas actividades, y su uso, como todo, tiene que hacerse con sentido común. Tan malo es que un niño no sepa hacer la O con un canuto cuando le pones un dispositivo en las manos, como que esté todas las horas del día con la nariz pegada a una pantalla. Hay otras actividades, son muy importantes, y una parte fundamental de la educación consiste en enseñar a priorizar.
  • Los dispositivos no son un “apaganiños” ni un sustitutivo de la educación. Si tu hijo te molesta, edúcalo, no lo atontes con un juego en un dispositivo como si fuera un dardo tranquilizante.
  • Los dispositivos sirven para acceder a información y para utilizar esa información para consolidar conocimiento. Enseña a tus hijos que los dispositivos no son solo para jugar, sino que pueden – y deben – utilizarlos cuando necesiten saber algo. Enséñales estrategias de búsqueda, a no quedarse siempre con el primer resultado, a verificar las fuentes, a aplicar razonamiento crítico… a pensar en un entorno conectado.
  • Los dispositivos son la puerta al entorno social, que hoy en día funciona como conexión permanente, pero enséñales a priorizar, a que no se cae el mundo por no contestar a algo si están en medio de la cena, dando un paseo, manteniendo una conversación o viendo una puesta de sol. Cuanto antes empiecen a entenderlo los niños, mejor. Si no los educas en ello, te encontrarás con que compartirán cosas que no debían compartir, harán barbaridades y se comportarán como salvajes en la red.
  • Los dispositivos permiten leer libros. Si no ves a tu hijo leer ningún libro, plantéate que los lea en su dispositivo, que es como se leen los libros hoy de manera cómoda y eficiente. Enséñales a pedir libros y comics, a leerlos, a marcar las partes que les han gustado, a compartirlos… a leer con las ventajas que tiene hacerlo en un dispositivo electrónico. No, no se van a quedar ciegos por ello. El papel solo es un anacronismo incómodo, que un niño no se sienta atraído por él no es ningún sacrilegio: mientras lea, que lea en un dispositivo o donde buenamente quiera.
  • Los dispositivos no son perniciosos. Lo que es pernicioso es permitir que un niño se pase todas las horas del día jugando con ellos y tirado en un sofá y sin hablar con nadie. O que priorice la comunicación a través del dispositivo a la comunicación en persona con las personas que le rodean. O que esté tan maleducado que no entienda que cuando va a casa de sus abuelos, no puede ignorarlos completamente y pasar todo el tiempo sumergido en la pantalla. Educar mal a tus hijos, hacer dejación de tu responsabilidad o permitirles que hagan todo lo que les dé la gana es pernicioso. Los dispositivos no lo son, solo son una parte más del entorno. Que por cierto, va a seguir ahí toda su vida. Cuanto antes se familiaricen con él, mejor.

 Pero sobre todo, antes de interpretar cualquier estudio o cualquier correlación, hazlo con el adecuado sentido crítico.
Enrique Dans