miércoles, 29 de marzo de 2017

EL NIÑO QUE INSULTABA DEMASIADO


Valor Educativo Respeto y educación

Idea y enseñanza principal El trato irrespetuoso no solo perjudica a quienes lo reciben, sino a quienes lo realizan

Ambientación Una pequeña ciudad antigua

Personajes Un mago y un niño

Cuento 

- ¡Oh, Gran Mago! ¡Ha ocurrido una tragedia! El pequeño Manu ha robado el elixir con el hechizo Lanzapalabras.
- ¿Manu? ¡Pero si ese niño es un maleducado que insulta a todo el mundo! Esto es terrible.. ¡hay que detenerlo antes de que lo beba!
Pero ya era demasiado tarde. Manu recorría la ciudad insultado a todos solo para ver cómo sus palabras tomaban forma y sus letras se lanzaban contra quien fuera como fantasmas que, al tocarlos, los atravesaban y los transformaban en aquello que hubiera dicho Manu. Así, siguiendo el rastro de tontos, feos, idiotas, gordos y viejos, el mago y sus ayudantes no tardaron en dar con él.
- ¡Deja de hacer eso, Manu! Estás fastidiando a todo el mundo. Por favor, bebe este otro elixir para deshacer el hechizo antes de que sea tarde.
- ¡No quiero! ¡Esto es muy divertido! Y soy el único que puede hacerlo ¡ja, ja, ja, ja! ¡Tontos! ¡Lelos! ¡Calvos! ¡Viejos! - gritó haciendo una metralleta de insultos.
- Tengo una idea, maestro - digo uno de los ayudantes mientras escapaban de las palabras de Manu- podríamos dar el elixir a todo el mundo.
- ¿Estás loco? Eso sería terrible. Si estamos así y solo hay un niño insultando, ¡imagínate cómo sería si lo hiciera todo el mundo! Tengo que pensar algo.
En los siete días que el mago tardó en inventar algo, Manu llegó a convertirse en el dueño de la ciudad, donde todos le servían y obedecían por miedo. Por suerte, el mago pudo usar su magia para llegar hasta Manu durante la noche y darle unas gotas de la nueva poción mientras dormía.
Manu se despertó dispuesto a divertirse a costa de los demás. Pero en cuanto entró el mayordomo llevando el desayuno, cientos de letras volaron hacia Manu, formando una ráfaga de palabras de las que solo distinguió “caprichoso”, “abusón” y “maleducado”. Al contacto con su piel, las letras se disolvieron, provocándole un escozor terrible.
El niño gritó, amenazó y usó terribles palabras, pero pronto comprendió que el mayordomo no había visto nada. Ni ninguno de los que surgieron nuevas ráfagas de letras ácidas dirigidas hacia él. En un solo día aquello de los hechizos de palabras pasó de ser lo más divertido a ser lo peor del mundo.
- Será culpa del mago. Mañana iré a verle para que me quite el hechizo.
Pero por más que lloró y pidió perdón, era demasiado tarde para el antídoto.
- Tendrás que aprender a vivir con tus dos hechizos: lanzapalabras y recibepensamientos. Bien usados podrían ser útiles…
Manu casi no podía salir a la calle. Se había portado tan mal con todos que, aunque no se lo dijeran por miedo, en el fondo pensaban cosas horribles de él y cuando esos pensamientos le tocaban eran como el fuego. Por eso empezó a estar siempre solo.
Un día, una niña pequeña vio su aspecto triste y sintió lástima. La pequeña pensó que le gustaría ser amiga de aquel niño y, cuando aquel pensamiento tocó la piel de Manu, en lugar de dolor le provocó una sensación muy agradable. Manu tuvo una idea.
- ¿Y si utilizara mi lanzapalabras con buenas palabras? ¿Funcionará al revés?
Y probó a decirle a la niña lo guapa y lo lista que era. Efectivamente, sus palabras volaron hacia la niña para mejorar su aspecto de forma increíble. La niña no dijo nada, pero sus agradecidos pensamientos provocaron en Manu la mejor de las sensaciones.
Emocionado, Manu recorrió las calles usando su don para ayudar y mejorar a las personas que encontraba. Así consiguió ir cambiando lo que pensaban de él, y pronto se dio cuenta de que desde el principio podría haberlo hecho así y que, si hubiera sido amable y respetuoso, todos habrían salido ganando.
Tiempo después, las pociones perdieron su efecto, pero Manu ya no cambió su forma de ser, pues era mucho mejor sentir el cariño y la amistad de todos que intentar sentirse mejor que los demás a través de insultos y desprecios.


Autor..Pedro Pablo Sacristan

martes, 14 de marzo de 2017

domingo, 12 de marzo de 2017

ENCUENTRO CON LA AUTORA

Con motivo del día del libro 2017 los alumnos de 5º y 6º de primaria de nuestro colegio tendrán un encuentro con la autora del  libro ALMA Y LA ISLA (XIII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil, 2016.White Ravens, 2016 )  de Mónica Rodríguez en la Biblioteca Pública de Guadalajara.El argumento del libro es:Alma ha llegado del mar. Otto no entiende su idioma y, desde que está en su casa y le ha tenido que dejar su habitación, se siente desplazado. La atención de sus padres, su abuela y hermanos ahora se dirige a Alma. Y a Otto, el pequeño de la familia, esto no le hace mucha gracia. A pesar de todo, la comunicación entre ambos irá más allá de las palabras y la amistad trascenderá la posible distancia que aparece en un primer momento. Gracias a la presencia de un amuleto, Otto entenderá mejor el origen de Almaz Sebhat, el verdadero nombre de la niña que vino del mar.Ver cubierta a mayor tamaño
En una entrevista realizada hace poco a la autora, la preguntaron el porqué, el como surgió la idea de Alma y la islaMónica Rodríguez respondió: “El drama humano de la inmigración, acrecentado en los últimos años, siempre estuvo muy presente rondándome la conciencia. Un día leí una noticia sobre la isla de Lampedusa donde están tan saturados los centros de acogida que a veces los pescadores, que participan también en las labores de rescate, acogen a los niños en sus propias casas. Entonces lo supe. La historia estaba ahí, no sabía aún cómo iba a desarrollarla ni qué iba a suceder, pero esa era la historia que yo quería escribir: la relación entre el hijo menor de un pescador y una niña que rescatan del mar y que acogen en su casa. El conflicto entre los niños está inspirado en la relación de mi hija menor con Amaina, la niña saharaui que pasó con nosotros tres veranos”.

sábado, 4 de marzo de 2017

UN PAPÁ MUY DURO

Valor Educativo Fortaleza interior

Idea y enseñanza principal La verdadera fortaleza se demuestra sabiendo soportar las dificultades con valentía, y no sometiendo a los demás por la fuerza

Ambientación Un colegio cualquiera

Personajes Dos niños y sus papás

                                                                      Cuento 
Ramón era el tipo duro del colegio porque su papá era un tipo duro. Si alguien se atrevía a desobedecerle, se llevaba una buena.
Hasta que llegó Víctor. Nadie diría que Víctor o su padre tuvieran pinta de duros: eran delgaduchos y sin músculo. Pero eso dijo Víctor cuando Ramón fue a asustarle.
- Hola niño nuevo. Que sepas que aquí quien manda soy yo, que soy el tipo más duro.
- Puede que seas tú quien manda, pero aquí el tipo más duro soy yo.
Así fue como Víctor se ganó su primera paliza. La segunda llegó el día que Ramón quería robarle el bocadillo a una niña.
- Esta niña es amiga del tipo más duro del colegio, que soy yo, y no te dará su bocadillo - fue lo último que dijo Víctor antes de empezar a recibir golpes.
Y la tercera paliza llegó cuando fue él mismo quien no quiso darle el bocadillo.
- Los tipos duros como mi padre y yo no robamos ¿y tú quieres ser un tipo duro? - había sido su respuesta.
Víctor seguía llevándose golpes con frecuencia, pero nunca volvía la cara. Su valentía para defender a aquellos más débiles comenzó a impresionar al resto de compañeros, y pronto se convirtió en un niño admirado. Comenzó a ir siempre acompañado por muchos amigos, de forma que Ramón cada vez tenía menos oportunidades de pegar a Víctor o a otros niños, y cada vez menos niños tenían miedo de Ramón. Aparecieron nuevos niños y niñas valientes que copiaban la actitud de Víctor, y el patio del recreo se convirtió en un lugar mejor.
Un día, a la salida, el gigantesco papá de Ramón le preguntó quién era Víctor.
- ¿Y este delgaducho es el tipo duro que hace que ya no seas quien manda en el patio? ¡Eres un inútil! ¡Te voy a dar yo para que te enteres de lo que es un tipo duro!
No era la primera vez que Ramón iba a recibir una paliza, pero sí la primera que estaba por allí el papá de Víctor para impedirla.
- Los tipos duros como nosotros no pegamos a los niños, ¿verdad? - dijo el papá de Víctor, poniéndose en medio. El papá de Ramón pensó en atizarle, pero observó que aquel hombrecillo delgado estaba muy seguro de lo que decía, y que varias familias estaban allí para ponerse de su lado. Además, después de todo, tenía razón, no parecía que pegar a los niños fuera propio de tipos duros.
Fue entonces cuando el papá de Ramón comprendió por qué Víctor decía que su padre era un tipo duro: estaba dispuesto a aguantar con valentía todo lo malo que le pudiera ocurrir por defender lo que era correcto. Él también quería ser así de duro, de modo que aquel día estuvieron charlando toda la tarde y se despidieron como amigos, habiendo aprendido que los tipos duros lo son sobre todo por dentro, porque de ahí surge su fuerza para aguantar y luchar contra las injusticias.
Y así, gracias a un chico que no parecía muy duro, Ramón y su papá, y muchos otros, terminaron por llenar el colegio de tipos duros, pero de los de verdad: esos capaces de aguantar lo que sea para defender lo que está bien.


Autor.. Pedro Pablo Sacristan