Si definiésemos bien la educación, los dispositivos no
serían un enemigo del aprendizaje, sino uno de sus más poderosos aliados, y los
deberes serían un anacronismo absurdo, porque el tiempo fuera del colegio
estaría destinado a otras actividades que completasen el desarrollo. La idea de
“los deberes son lo primero y los dispositivos son para jugar” es profundamente
absurda como tal. Los dispositivos son, por un lado, la llave de los
contenidos, mucho más de lo que puede serlo un libro de texto. No, el
conocimiento ya no está en los libros de texto, que de hecho, deberían
desaparecer lo antes posible y dejar que los niños entendiesen que los
contenidos viven distribuidos por toda la red y hay que aprender a extraerlos
como parte del proceso educativo.
Por otro lado, los dispositivos son una pieza
definitoria del entorno en el que los niños van a vivir toda su vida, lo que
debería hacer que destinásemos una parte significativa de la educación a que se
acostumbrasen a ellos y a extraerles valor, no a empeñarnos en que los
consideren una absurda pérdida de tiempo. Y finalmente, los dispositivos
permiten acceso a un entorno de relación en el que también resulta fundamental
que los niños aprendan a desempeñarse desde pequeños.
Si tienes hijos,
plantéate lo siguiente:
- Los
     dispositivos son una parte importante del entorno actual. Cuanto antes aprendan tus
     hijos a utilizarlos bien y con responsabilidad, a saber solucionar
     problemas con ellos o en ellos, y a entender cómo y por qué funcionan y
     qué usos les pueden dar, mejor preparados estarán. Serán menos ignorantes.
 - Los
     dispositivos dan acceso a infinitas actividades, y su uso, como todo,
     tiene que hacerse con sentido común. Tan malo es que un niño no sepa
     hacer la O con un canuto cuando le pones un dispositivo en las manos, como
     que esté todas las horas del día con la nariz pegada a una pantalla. Hay
     otras actividades, son muy importantes, y una parte fundamental de la
     educación consiste en enseñar a priorizar.
 - Los
     dispositivos no son un “apaganiños” ni un sustitutivo de la educación. Si tu hijo te molesta,
     edúcalo, no lo atontes con un juego en un dispositivo como si fuera un
     dardo tranquilizante.
 - Los
     dispositivos sirven para acceder a información y para utilizar esa
     información para consolidar conocimiento. Enseña a tus hijos que los dispositivos no son
     solo para jugar, sino que pueden – y deben – utilizarlos cuando necesiten
     saber algo. Enséñales estrategias de búsqueda, a no quedarse siempre con
     el primer resultado, a verificar las fuentes, a aplicar razonamiento
     crítico… a pensar en un entorno conectado. 
 - Los
     dispositivos son la puerta al entorno social, que hoy en día funciona como
     conexión permanente, pero enséñales a priorizar, a que no se cae el mundo
     por no contestar a algo si están en medio de la cena, dando un paseo,
     manteniendo una conversación o viendo una puesta de sol. Cuanto antes
     empiecen a entenderlo los niños, mejor. Si no los educas en ello, te
     encontrarás con que compartirán cosas que no debían compartir, harán
     barbaridades y se comportarán como salvajes en la red.
 - Los
     dispositivos permiten leer libros. Si no ves a tu hijo leer ningún
     libro, plantéate que los lea en su dispositivo, que es como se leen los
     libros hoy de manera cómoda y eficiente. Enséñales a pedir libros y
     comics, a leerlos, a marcar las partes que les han gustado, a
     compartirlos… a leer con las ventajas que tiene hacerlo en un dispositivo
     electrónico. No, no se van a quedar ciegos por ello. El papel solo es un
     anacronismo incómodo, que un niño no se sienta atraído por él no es ningún
     sacrilegio: mientras lea, que lea en un dispositivo o donde
     buenamente quiera.
 - Los dispositivos
     no son perniciosos. Lo que es pernicioso es permitir que un niño se pase
     todas las horas del día jugando con ellos y tirado en un sofá y sin hablar
     con nadie. O que priorice la comunicación a través del dispositivo a la
     comunicación en persona con las personas que le rodean. O que esté tan
     maleducado que no entienda que cuando va a casa de sus abuelos, no puede
     ignorarlos completamente y pasar todo el tiempo sumergido en la pantalla.
     Educar mal a tus hijos, hacer dejación de tu responsabilidad o permitirles
     que hagan todo lo que les dé la gana es pernicioso. Los dispositivos no lo
     son, solo son una parte más del entorno. Que por cierto, va a seguir ahí
     toda su vida. Cuanto antes se familiaricen con él, mejor.
 
 Pero sobre todo, antes de interpretar cualquier
estudio o cualquier correlación, hazlo con el adecuado sentido crítico.
Enrique Dans 
