sábado, 7 de mayo de 2016

EL SUEÑO DE MARCOS


No hace mucho tiempo, en la época de tus abuelos, cuando los niños se echaban la siesta por la tarde para estar más descansados y activos durante el juego interminable de esos días de verano.
Yo era uno de esos niños y como a todos no me gustaba eso de la siesta .Era una pérdida de tiempo: “¡Ya estaba la noche para dormir !” .
Una tarde de verano, después de comer, una voz  me dijo:
-Marcos, la hora de la siesta.
En contra de mis principios no tuve más remedio que obedecer.
Dicho y hecho, me eché en el sofá (era un logro, antes debía hacerlo en la cama) y empecé a soñar.
El protagonista era yo .Había llegado a un país fantástico cuyos habitantes eran las letras, se llamaba LETRILANDIA.
Cada uno de los habitantes iba a su bola y no les importaban los demás:
La “l” siempre estaba en la luna.
La “r” de reloj miraba de reojo a la “t” que siempre se metía con ella con el tic-tac.
La “f” se pasaba el día molestando con la flauta.
La “c” no salía nunca, siempre estaba en casa.
La “a” no paraba de volar en la abeja.

¿Serías capaz de ayudarme a recordar a qué se dedicaban el resto de las letras? Vamos a intentarlo………………………………………………………..

¡A lo que estamos! Cierto día de mucho calor todas las letras paseaban por el campo y tenían mucha sed .Un grupo formado por la c-s-o-r-o-r-o se  acercó a un pozo a beber agua y ¡zas!; se cayeron.
No podían salir por mucho que lo  intentaban individualmente: la “s” siseaba   ¡ssss! , la “r” vibraba  ¡rrrrr!,….pero nada.
Ya les quedaba poco tiempo de vida hasta que cada una olvidándose de su individualidad decidió colaborar con el grupo para un mismo fin: la salvación.
Tras muchas deliberaciones consiguieron juntarse y ponerse en orden formando la palabra SOCORRO. Yo que pasaba por allí me asomé al pozo y las vi. Muy rápido las cogí y saqué del pozo.
Ya libres, saltaban y gritaban de alegría y se lo fueron a contar al resto de las letras .Desde entonces los habitantes de aquella aldea dejaron de ser egoístas e individuales y cooperaban y se ayudaban en todo. Levantaron un monumento en la entrada del pueblo que decía:
“Una para todas y todas para una”

Me desperté y continué jugando toda la tarde con mis amigos.

Autor:ENRIQUE GARCÍA GARCÍA

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