martes, 20 de junio de 2017

UN ESTORNUDO MUY SANO



Valor Educativo Comida sana

Idea y enseñanza principal Las frutas y verduras son una parte 

fundamental de la alimentación y previenen muchos problemas de salud


Cuento 

- ¡A quién se le ocurre estornudar delante de un libro de magia! ¡Hala! ¡Todas

las letras volando! - gruñó mamá troll.

- Ahora que estábamos a puntito de encontrar el hechizo para volvernos

guapos… - se lamentó papá troll.

- ¿Qué tal han caído las letras? - preguntó Trolita - ¿Se puede leer el libro, han

 quedado desordenadas?

- Hummm, a ver, que vea… ¡peor!, no sirve para nada, se ha convertido en un

libro de recetas… ¡Grrrrr! ¡Pero qué mala suerte! - rugió papá troll tirando el

libro por la ventana.

Era normal que estuvieran enfadados. La familia troll había vivido una gran

aventura para conseguir aquel libro mágico. Era su única opción para dejar de

asustar a todos con su horrible aspecto. Pero un libro mágico es algo muy

delicado, y papá troll era tan bruto…

Estropeado el libro, tuvieron que aceptar su aspecto y seguir con su vida. Pero

 como no tenían más libros, la pequeña Trolita decidió quedárselo y preparar

algunas de sus recetas.

- ¡Puajjj! No nos gusta esto. A partir de ahora te comes tú sola los platos de ese

 libro - gruñeron papá y mamá troll.

Tiempo después pasó por allí un valiente caballero de brillante armadura. Al ver

 a Trolita junto a sus padres, gritó:

- ¡No temáis, princesa! ¡Yo os libraré de esos horribles trolls!

Por supuesto, fue el caballero el que no se libró de un buen porrazo. Estaba aún

 tendido en el suelo cuando Trolita vió el reflejo de la armadura. En su casa

habían roto todos los espejos hacía tiempo, así que sentía curiosidad. Se acercó

para mirarse, y no pudo creer lo que vio ¡Parecía una niña normal! Se miró

varias veces y sí, tenía que ser ella, pero ¿cómo había dejado de ser un troll?

El misterio no duró mucho. Pronto descubrieron que ninguno era un troll, pero

que comían tan pocas frutas y verduras que no veían bien, ni se curaban sus

heridas, ni nada de nada… ¡por eso tenían tan mala pinta! Y claro, en cuanto

Trolita había empezado a comer las recetas de aquel libro de verduras, se había

 quedado estupenda.

- Hubiéramos preferido la magia, pero dejar de parecer trolls comiendo tus

recetas tampoco nos costará tanto -terminaron diciendo los papás de Trolita.

 Claro que no les costó; enseguida se acostumbraron y les gustaban muchísimo.

 Y cuando se hubieron aprendido todas las recetas, buscaron algún niño

antiverduras para regalarle el libro y evitar que acabara teniendo pinta de troll.


Autor..Pedro Pablo Sacristan

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