Uno de los elementos más característicos de la Navidad es el
árbol. Decorado con cintas, bolas de colores, luces y otras ornamentaciones, el
árbol contribuye a crear un ambiente navideño allá donde se coloca. Es
tradición en muchos lugares adornar el árbol el 13 de diciembre, día de Santa
Lucía, una fecha en la que se suelen instalar las ferias y mercadillos donde se
puede comprar todo el material necesario para la decoración navideña. Si bien
existen varias teorías en torno al origen de esta tradición, una de las más
extendidas defiende que proviene de los celtas de Europa central, quienes
empleaban árboles para representar a sus dioses. Coincidiendo con la fecha de
la Navidad cristiana, celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la
fertilidad, adornando un árbol. Tenía el nombre de Idrasil (Árbol del
Universo), en su copa se hallaba el cielo y en sus raíces más profundas se
encontraba el infierno. Posteriormente, tras la evangelización de esos pueblos
germánicos, los cristianos tomaron la idea del árbol para celebrar el
nacimiento de Cristo. Se cree que el primer árbol de Navidad, tal y como lo
conocemos en la actualidad, apareció en Alemania en 1605. La costumbre de
adornar árboles para dar la bienvenida a la época navideña arraigó en Alemania
y en los países escandinavos durante el siglo XVII y se expandió a Gran Bretaña
en el siglo XVIII gracias a la monarquía. Jorge III, coronado soberano de
Inglaterra en 1762, y su mujer, Carlota de Mecklemburgo-Strelitz, natural de
Alemania, fueron los primeros en adornar su palacio con un abeto. Pero esta
costumbre palaciega no llegó a los hogares británicos hasta principios del
siglo XIX. Fue Alberto de Sajonia, noble alemán nacido en Coburgo, quien puso
de moda el árbol de Navidad poco después de su matrimonio con la reina
Victoria. La alta sociedad victoriana cayó hechizada por la magia del abeto
navideño del palacio de Windsor. El monarca consorte trajo consigo el ritual
germano de reunir a las familias en torno al árbol de Navidad. En su memoria
perduraban aquellos momentos en que los mayores buscaban cualquier excusa para
que niñas y niños salieran de casa y aprovechar entonces para adornar el árbol
con frutas y juguetes la misma noche del 24 de diciembre.
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